Dos mujeres racistas y un fiscal “decente”

Por GERMÁN AYALA OSORIO

La construcción de la paz total en el país no pasa exclusivamente por la desmovilización de las guerrillas y el silencio de los fusiles.

Me referiré aquí a lo dicho por el fiscal Francisco Barbosa en alusión a su nuevo enemigo, el presidente Gustavo Petro; y a la fotografía donde aparecen las congresistas Paloma Valencia y María Fernanda Cabal con auténtica mirada de racistas, riéndose de la figura de la vicepresidenta Francia Márquez Mina.

Francisco Barbosa en el marco de su fuerte rifirrafe con Petro, le recordó su pasado guerrillero, para proclamarse como una persona decente, porque dice no haber cometido delito alguno. A renglón seguido, el “más preparado” Fiscal que haya tenido Colombia dijo a su favor que jamás fue indultado, como sí lo fue Gustavo Petro, después de que el M-19 firmara la paz durante el gobierno de Virgilio Barco Vargas.

Mientras que el presidente le bajó a la polémica y acató el llamado de atención que le hizo el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Barbosa continúa vociferante, escupiendo el veneno que comparte con millones de colombianos que no le perdonan a Petro haberse levantado en armas contra el Estado. Bajo esas circunstancias será muy difícil que logremos la reconciliación, el perdón y pasar las páginas de horror que escribimos de la mano de los actores armados que participaron de las hostilidades.

En cuanto a la fotografía que circula en las redes sociales, se hace allí evidente que las dos congresistas de la extrema derecha representan el racismo y el clasismo de millones de connacionales. Cabal y Valencia odian a los negros, a los indígenas y a los campesinos. En varias ocasiones han dejado ver su animadversión. Dos ejemplos bastan para probar dicha inquina. El primero, cuando la nieta de Guillermo León Valencia propuso dividir el Cauca en dos: en un lado estarían los indígenas y en el otro, los blancos o mestizos. Y el segundo ejemplo, cuando la senadora Cabal, al descalificar los nombramientos del presidente Petro, dijo que “si no es indígena, no es gay o no tiene el color negro, no compite. Busquen a las mejores personas, que las hay, y no las nombren porque sean arahuacos o negros”.

Una reflexión final. Autoproclamarse decente porque no cometió delito alguno no es suficiente. Para el caso de Barbosa, sus actuaciones públicas, como irse de paseo a San Andrés y hacer abrir almacenes en plena pandemia para su familia; o poner la Fiscalía al servicio del expresidiario Álvaro Uribe, solicitando dos veces la preclusión del proceso penal al que está vinculado en calidad de imputado, lo alejan de su idea de decencia.

En una rápida búsqueda en Internet, encontré este significado de decencia: “Observación de las normas morales socialmente establecidas y las buenas costumbres, en especial en el aspecto sexual. Honradez y rectitud que impide cometer actos delictivos, ilícitos o moralmente reprobables”. No es necesario violar la ley para ser indecente.

Desconozco si Cabal y Valencia se hayan autoproclamado decentes. Si algún día lo hacen, siguiendo los pasos de Barbosa, a las dos señoronas feudales les digo que ser racistas y clasistas también son prácticas reprochables. No basta con auto proclamarse decente. Hay que parecerlo, pero, sobre todo, serlo.

@germanayalaosor

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