A raíz del asesinato de un grupo de soldados del Ejército en el noreste de Antioquia por integrantes del grupo neoparamilitar los Urabeños o Clan del Golfo, el presidente Gustavo Petro dio la orden de destruir y erradicar esta herencia de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) de Carlos Castaño, que alcanzaron su mayor auge durante los gobiernos de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe.
No obstante que el actual gobierno dio apertura a un canal de diálogos y negociaciones con esta estructura organizada por poderosos carteles de la droga, el contrabando y la minería ilegal, en el marco de la estrategia de la Paz total, tal objetivo no logró cuajar por el rechazo de sus cabecillas a la posibilidad de terminar definitivamente con la violencia de poderosos núcleos regionales ligados a las castas locales y territoriales, que en asocio con funcionarios públicos criminales mantienen el control de muchas instituciones municipales, departamentales y aeroportuarias, expoliadas mediante la más aberrante corrupción con los recursos públicos.
Los Urabeños o Clan del Golfo son un aparato neoparamilitar organizado por poderosos traficantes de droga en asocio con funcionarios públicos que están articulados en las regiones a las bandas que siguen operando para proteger reconocidos gamonales y dirigentes de las facciones políticas de la ultraderecha ligados a guerras sociales anticomunistas.
Se trata de un neoparamilitarismo remodelado con franquicias en casi todos los departamentos de Colombia. Ahí está la Cordillera de Pereira, la Inmaculada de Tuluá, las bandas de Buenaventura, los Flacos del coronel Mira en Cartago, los Puntilleros de Acacias, las hordas asesinas del Chocó, las redes sicariales de Montería, Córdoba, Sucre, el Bajo Cauca Antioqueño, las Oficinas de los Sanandreistos de Bogotá, los extorsionadores de las cárceles y una amplia red de pistoleros y asesinos integrantes de una industria organizada para garantizar el poder de los más poderosos clanes de la oligarquía.
Ahí no hay espacio para la paz total.
Es lo que explica la severa determinación del presidente de la Republica de destruir con la fuerza esta plaga asesina, que implica por lo demás una rigurosa depuración de sectores del Estado involucrados con este fenómeno neoparamilitar.
@HoracioDuque8