Cultura: pa’ las meras vergüenzas

El Ministerio de Cultura cambió de nombre, y ahora se llama Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. El nombre le queda bien, porque precisa lo que serían sus empeños, por lo que podría llamarse también “de la Identidad”, que tanta atención necesita que se le preste en este país con cincuenta millones de ciudadanos cuya mayoría ignora quiénes son, qué son y de dónde son.

Aunque, viéndolo bien, realmente es innecesario todo ese larguero, porque el sustantivo “cultura” comprende todo lo demás, y más, porque a los entes regionales (me refiero a “entidades” y no a “sujetos ridículos”; valga la aclaración) les han colgado cuanta posibilidad quepa, o crean que cabe, así que en tantos departamentos el nombre va en “Secretaría de Cultura y Turismo”, y así bautizan también a los órganos municipales.

Frente a esta botadera de corriente con los nombres, que es tal vez en lo único que se gastan la energía y el dinero en lo relacionado con lo cultural, se esperaría que el dinero público tuviera en cuenta tantas necesidades, y que el Ministerio recibiera un empujón presupuestal que valga la pena, y que se definiera un titular de la cartera (y todavía no sabemos qué pasó con Patricia Ariza, una verdadera esperanza para el sector).

Frente a estos procesos, en las regiones, que le clavaron formalmente el turismo, e informalmente reinados, pólvora, cocteles, salones “culturales” y espectáculos, se esperaría que cuando menos pusieran a alguien que sepa de estas lides; pero no: de los lamentables y nefastos hermanos Vega Blanco vinimos a caer nuevamente en los juegos de Mery Luz Hernández, que —sin duda— sabe muchísimo de manejos y protocolos políticos, pero ni de cultura ni de turismo. ¡Qué vergüenza!

Y, como si fuera poco, le acaban de destapar al ente regional una olla podrida, cuya responsabilidad ha tratado de evadir la secretaria, con el cuento aquel de que “toca investigar”; como si no se hubiera visto para qué sirve este despacho, y fuera novedad que los artistas tienen que firmar recibos en blanco, porque si los entregan diligenciados se los devuelven.

@PunoArdila

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