—¿Vieron cómo tuvieron que salir Petro y su familia del Estadio Metropolitano? —preguntó Catalina Arana entusiasmada— Claro, con todo el pueblo colombiano coreando “fuera Petro”, lo lógico es que salieran todos esos izquierdosos terroristas con el rabo entre las piernas. El pueblo habló, y, si el pueblo habla, hay que hacerle caso.
—Me parece que su fuente de información es Miguel Polo Polo—le contesté.
—Por supuesto. En Polo Polo habla la oposición a este pésimo gobierno; él es la voz del pueblo y la esperanza de nuestro país. Él es, con orgullo, el congresista más joven de nuestro país.
—Y el más ignorante —replicó el ilustre profesor Gregorio Montebell sin levantar sus ojos del libro de Martyn Lyons—. Los congresistas debieran capacitarse antes de postularse para hacer las leyes del país, porque estamos en manos de una recua de torpes acémilas.
—Pero la protesta en el estadio es válida, como vale también que Petro se vaya enterando de que aquí no lo quiere nadie.
—Sin duda, querida Catalina, Petro sabrá que no es monedita de oro; pero primero hay que tener en cuenta que el pueblo colombiano en pleno no cabe en el Metropolitano; segundo, que los mismos que gritaban son los que odian al que les daña sus planes, mientras protegen a quienes tienen cerca: Alejandro Char, Federico Gutiérrez y Karen Abudinen, tres changüitas a quienes se les ha enredado la pita de sus torcidos precisamente por el gobierno Petro; y, tercero, si quiere informarse bien, no tenga como fuente a Polo ni a alguno de la “oposición inteligente”, ni preste atención a los enfurecidos anuncios de Dávila ni Vélez ni Morales en contra del Gobierno, porque no son más que ladridos viscerales. Ah, me falta un cuarto: Petro no salió del Metropolitano porque él estaba en Estados Unidos; estaban su esposa y su hija menor.
—Entonces, falta un quinto —agregó doña Nati—: la víctima de esta agresión resultó siendo una niña, que no tiene por qué convertirse en blanco de insultos de quienes se ufanan de defender la cristiandad, la familia y las buenas costumbres.
@PunoArdila