Adiós al aprendiz

Por HUMBERTO TOBÓN

Estados Unidos despide al presidente más incompetente de su historia, algo que poco les importó a 74,2 millones de personas (14 millones más que en 2016) que lo respaldaron en las elecciones de noviembre de 2020.

Hoy entrega un país desecho, profundamente dividido, políticamente inestable y vulnerable frente a poderosas naciones.

Donald Trump nunca fue capaz, en sus cuatro años de gobierno, de construir políticas públicas coherentes, porque él las asumió como juegos extremos y apuestas arriesgadas que respondían más a sus desequilibrios sicopatológicos, que al interés de ayudar a encontrar soluciones viables a los grandes problemas sociales, económicos y ambientales de su país.

Su embeleco de construir un muro que separara a Estados Unidos de México, fue el inicio de una cadena de decisiones que infligieron dolor a millones de personas, como haber reducido el seguro médico de 20 millones de pobres, perseguir sin clemencia a los ‘dreamers’ y a los inmigrantes que tanto contribuyen a la economía y el funcionamiento de Norteamérica, y asentir con su silencio la violencia racial contra los negros.

Trump prefirió retirar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de Paris, para aliarse con las multinacionales petroleras y explotar yacimientos en áreas de protección ambiental.

En materia diplomática sus jugadas no pudieron ser más imprudentes y equivocadas. Le dio la espalda a la Unión Europea; puso en riesgo el Tratado del Atlántico Norte; prendió las alarmas sobre el tema de las armas nucleares; desconoció por completo a América Latina; insultó a México; menospreció a Canadá; se congració con Rusia; desafió comercialmente a China; y mimó al gobierno de Corea del Norte.

Manejó con ligereza, irresponsabilidad y desatino el tema de la Covid 19, a pesar de que conocía desde diciembre de 2019 informes de inteligencia y de científicos de su país, que advertían sobre la gravedad de este contagio. No creyó y desafió la enfermedad, arrastrando consigo a millones de personas que se rehúsan hoy, a pesar de la evidencia, a usar tapabocas y activar comportamientos de bioseguridad. Sus actuaciones contribuyeron a que Estados Unidos sume 24 millones de contagiados y más de 400 mil muertos, algo así como 3 fallecimientos por minuto.

Trump está terminando su gobierno de la manera más caótica posible: atacando la institucionalidad que juró defender, al poner en duda los resultados de las elecciones y ordenar a sus seguidores tomarse el Capitolio y hacer justicia con mano propia. Para ello está aliado con los supremacistas blancos y bandas armadas de la ultraderecha.

Hoy entrega un país desecho, profundamente dividido, políticamente inestable y vulnerable frente a poderosas naciones. El mundo asiste sorprendido al derrumbe del gran imperio y al derretimiento de la que se consideraba la democracia más sólida.

Asumen Joe Biden y Kamala Harris el gobierno de Estados Unidos. Prometen retornar a la normalidad, ofertarle empleo a 22 millones de personas y rescatar de la pobreza a 60 millones. Un trabajo complejo para enderezar el desastre dejado por Trump, el aprendiz.

*Estos comentarios no comprometen a la RAP Eje Cafetero, de la que soy subgerente de planeación regional

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