Sexo, mentiras y Big Bang

Por JORGE SENIOR

“Todo lo que diga podrá ser usado en su contra”. Esta advertencia de película policial gringa tendrá que ser tenida en cuenta por los investigadores científicos. Tal es la lección que tuvo que aprender en carne propia la astrofísica Allison Kirkpatrick de la Universidad de Kansas, hace pocos meses.

Ponerse a pensar en asuntos laborales cuando uno tiene insomnio es un grave error, pero es mucho peor contarlo a los cuatro vientos. En una publicación de Nature sobre su investigación con el telescopio espacial James Webb (JWST), Allison confesó  que “a veces me despierto a las 3 de la mañana y me pongo a pensar si todo lo que he hecho está equivocado”. Esa nota apareció el 27 de julio de 2022 y unos quince días después una amiga la alertó sobre una noticia que estaba circulando en algunos medios. Se decía que las observaciones realizadas con el JWST sobre galaxías muy distantes, refutaban el Big Bang; algo inaudito, como se verá más adelante. Y mencionaban su ‘confesión’ a Nature como muestra de que los científicos habían entrado en pánico ante el “desmoronamiento de la teoría del Big Bang”. Todo resultaba tan absurdo e increíble que Allison no se preocupó, pero la bola siguió escalando y pronto ocupó hasta la gran prensa.

Allison Kirkpatrick había subestimado la credulidad del público y sobreestimado la capacidad crítica del periodismo. Si hasta la negación de la redondez de nuestro planeta, algo muy fácil de comprobar, moviliza montones de crédulos, ¿cómo no otros temas más complejos? En estos tiempos de fake news, pseudociencias, teorías conspiranoicas y negacionismos anticiencia, la verdadera ingenua era ella. Hoy por hoy cualquier patraña puede ser creída por millones, como vimos en la pandemia con el lucrativo bulo de la “plandemia” (ver aquí lo que escribí en 2020). No olvidemos que la humanidad ha sido entrenada durante siglos por las diferentes religiones para creer en fantasías y leyendas.

Para no ir más lejos, el pasado 26 de mayo el periódico bogotano El Tiempo publicó sin avergonzarse una noticia que titulaba “Día sin sombra: ¿en qué consiste fenómeno que dejará a oscuras a país de Latinoamérica?” La nota, firmada por Valeria Castro Valencia, se refería al día cenital, un fenómeno común que sucede dos veces al año en la zona intertropical, cuando el Sol está en el cenit a mediodía para una determinada latitud, por lo cual en ese instante nuestra sombra está bajo nuestros pies debido a la iluminación vertical. Se le denomina el “mediodía sin sombra”. La periodista Castro, a pesar de entrevistar a expertos que dieron explicaciones correctas, se inventó un título terrorífico y una introducción absurda, especulando gratuitamente sobre una oscuridad en todo un país durante todo un día. ¿A cuento de qué habla de “tinieblas” y llamaba “extraño” a un fenómeno tan simple? ¿Pretendía crear pánico para llamar la atención y atraer lectores?

No me extraña que El Tiempo acolite tales muestras de pésimo periodismo, pues el viejo periódico de la dinastía Santos, ahora bajo el poderío de Luis Carlos Sarmiento Angulo, se ha vuelto extremadamente amarillista y publica en línea cualquier tontería estrafalaria y llamativa sin importar que sea verdad o mentira. Pobres lectores de semejante pasquín. Si usted, estimado lector, quiere comparar, lea esta nota sobre el día cenital en Barranquilla que escribí en 2021 para Noticias Coopercom por invitación de Gustavo Bossio. Hoy por hoy los medios alternativos les damos cátedra de buen periodismo a los tradicionales medios masivos de comunicación, ellos sí enloquecidos de pánico ante la pérdida de poder originada en el auge de las redes sociales.

Dejemos las mentiras de El Tiempo y volvamos a las falsedades internacionales sobre el Big Bang. El rastreo de lo sucedido muestra que el epicentro de la mentira fue el negacionista del Big Bang, Eric Lerner. Un científico del estilo de Luc Montagnier y Kary Mullis, que convierten sus disparates en fuente de lucro inventando conspiraciones y persecuciones, jugando al victimismo. Son como influencers negativos, habladores de paja rentable. El sujeto tiró el anzuelo y la prensa picó, pues todo lo espectacular vende.

La realidad prosaica es que los resultados del JWST detectando galaxias en el espacio profundo, muestran datos que, como es usual en ciencia, sorprenden y excitan al debate, obligando a científicos como Allison a ajustar los modelos. En este caso, se trata de los incipientes modelos de formación de galaxias unos 200 millones de años después del Big Bang. Es justo lo que esperábamos del JWST, como dijimos en una columna cuando este costoso aparato fue lanzado al espacio. Para eso se envió, para que produjera datos que permitan conocer mejor el universo temprano justo después de la llamada “edad oscura”. Pero por ninguna parte tales resultados pueden cuestionar un hecho indiscutible como el inicio de la expansión del cosmos desde un estado de altísima temperatura y densidad, que es lo que apodamos “Big Bang”.

El Big Bang no fue una explosión, eso es sólo una analogía, y tampoco es una teoría, como se suele decir. Es la etiqueta para una familia de modelos sobre el origen de la expansión cósmica, los cuales se apoyan en teorías de tres campos de la física: relatividad, cuántica y termodinámica (teorías que tienen un sustento experimental muy fuerte). Esos modelos cosmológicos compiten entre sí, pero comparten aspectos fundamentales que ya se encuentran más allá de toda duda y constituyen conocimiento sólido. Las evidencias experimentales directas son: la expansión (descubierta hace casi un siglo), la composición química del universo con predominio de Hidrógeno y Helio, y la radiación cósmica de fondo, descubierta hace casi 60 años y que ha sido y sigue siendo estudiada minuciosamente.

¿Y el sexo?, preguntará el lector impaciente: ¡el título prometía sexo! Esa palabra en el título es un clickbait, un anzuelo para captar lectores (lo siento). Quise ejemplificarlo, porque los medios de comunicación viven una epidemia de clickbaits que tergiversan cualquier noticia con tal de darle espectacularidad. Por ejemplo, el 23 de mayo, El País de España titulaba un artículo: “Según la teoría del Big Bang no deberíamos existir”, para hablar de un tema viejísimo: la asimetría de materia y antimateria. Si esa es la prensa dizque seria, ¿cómo será la superficial o ‘inseria’?

@jsenior2020

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