Petro con Eljach: jugada insólita, aunque brillante

Por JORGE GÓMEZ PINILLA

Una situación como la que se acaba de presentar con Gregorio Eljach candidatizado por el presidente Petro a la elección venidera del procurador general de la Nación, genera lo mismo que un día dijo nuestro Nobel García Márquez sobre su inacabada novela En agosto nos vemos: “tengo sentimientos encontrados”.

Antes de que se conociera tan insólita decisión, Cecilia Orozco en columna para El Espectador dijo que “el tercer postulado a la procuraduría será el del presidente Petro, que no tendrá ninguna opción”. Pues bien, la realidad se encargó de demostrar que estaba equivocada, pues a nadie se le pasó por la cabeza que Eljach sería el candidato de la presidencia.

En respuesta a la querida colega, dije que “si se confirma que será Gregorio Eljach, secretario general del Senado, este sí tendría opción… ¿Brillante jugada política? Veremos”. (Ver trino).

Pues bien, ahora que por fin se confirmó la noticia, contrariando incluso la opinión de amigos petristas confundidos, me atrevo a creer que en efecto fue una brillante jugada del presidente, si bien con atenuantes que a mediano plazo le pueden representar un desgaste político.

Brillante porque, si se trataba de evitar que un aguerrido opositor suyo (hoy con renovada aspiración presidencial) se apoderara del control de la Fiscalía y le enredara los dos años finales de su gestión, “el fin justifica los medios”.

Una amiga mía -mamerta y paisa, vaya dislate- definió con lucidez el meollo del intríngulis: “Si Petro hubiera propuesto un izquierdoso, le habría regalado la Procuraduría al mocho Vargas Lleras”. Disiento de meterse con los defectos físicos de la gente (como hace a menudo el excomediante Daniel Samper Ospina, hoy convertido en feroz activista antipetrista), pero concuerdo en lo demás. ¿No es acaso mejor tener un aliado como procurador, así sea un politiquero, que no tener nada?

En cuanto al desgaste político, aún no es fácil dilucidar si Daniel Coronell tuvo o no razón cuando en columna para Los Danieles dijo que con la ya cantada elección de Eljach “ganar es perder”. Hablando en plata blanca, la escogencia de Petro canceló con un portazo a la cara de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado las respectivas nominaciones del politiquero excongresista Germán Varón Cotrino y el también politiquero exministro Luis Felipe Henao.

En la práctica, lo llamativo es que esos dos “impresentables” al parecer no le representan ningún desgaste de imagen a la Corte Suprema ni al Consejo de Estado, y es cuando uno se pregunta: ¿por qué dos altas cortes de la justicia, que deberían brillar con luz de honorabilidad mediante la escogencia de ciudadanos sin tacha, prefieren pasarse al más ramplón clientelismo prefiriendo al que en caso de ganar les retribuya la distinción con puestos y gabelas?

“¡Oh confusión, oh caos!”, podríamos repetir hoy, citando al liberal Rafael Núñez derrotado en la batalla de La Humareda el 17 de junio de 1885.

Si asumimos que Petro tenía cantada su derrota con un candidato “probo”, ¿dónde está la ilicitud de haber jugado con las mismas cartas de dos instituciones que cayeron en prácticas clientelares corruptas, si desde lo meramente pragmático era el único modo de ganarles la partida?

Razón le cabe entonces al mismísimo Petro cuando en matutino trino de este domingo 22 adujo esto: “No quiero un procurador que se pliegue al gobierno, pero lo que menos quiero es un procurador que convierta la Procuraduría en una policía política, como hicieron Ordoñez o Cabello”. (Ver trino).

En aquello de plegarse o no, cito un trino de @FelipeMezaAmado en respuesta al suscrito, donde él preguntaba: “¿Es Eljach un aliado del gobierno? Se la respondo, no lo es”. Certero interrogante, sin duda, ante lo cual solo cabe una respuesta asaz pragmática: si el gobierno lo hace elegir procurador, tendría una deuda de gratitud que podría traducirse en compromiso de colaboración. Ahora bien, lo cierto es que “la política es dinámica” y la traición está siempre al orden del día.

Sea como fuere, a modo de moraleja y conclusión ante algo que parecería impresentable, me atrevo a reiterar que se trató de una brillante jugada política del presidente Petro, ajustada al tautológico dicho popular según el cual “es mejor ganar que perder”.

O como dijo Pambelé: “es mejor ser rico que ser pobre”.

@Jorgomezpinilla

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