Hay un misógino en Estados Unidos que nuevamente quiere convertir el cuerpo de las mujeres en un campo de golf. Él solo sabe tener a una mujer tal como se premia a sí mismo con un campo de golf. Le sobra dinero para pagar por una noche, e incluso para comprarle parte de su vida, y así tener a una de ellas todos los amaneceres, pero le falta amor. Por ello el odio que siente hacia las mujeres. Su dinero las negocia, pero no consigue de ninguna de ellas una caricia verdadera. ¡Tan poderoso y tan digno de conmiseración!
Olga Gayón/Bruselas