Por Redacción Pares, en alianza con El Unicornio
La UNGRD en 2024 ha sido noticia de primera plana en la mayoría de los medios colombianos. El reinado de Olmedo López fue nefasto y causó episodios tan escandalosos como el de la venta de carrotanques inútiles que supuestamente servirían para atenuar la sed eterna que vive La Guajira. Las declaraciones de la mano derecha de López, Sneyder Pinilla, apuntan a altos funcionarios e incluso salpicó al expresidente del Senado, Iván Name. Lo que se ha olvidado en este ejercicio periodístico, es que la UNGRD fue saqueada durante el gobierno de Juan Manuel Santos, pero presentó cotas excesivas durante los cuatro años en los que Iván Duque fue presidente.
En los años de Duque estaba al frente de la Unidad de Gestión de Riesgos y Desastres el ultrauribista Eduardo José González. Bajo su administración se generaron múltiples escándalos, el más sonado lo protagonizó el excongresista Mario Castaño, quien gestionó un contrato de 19 mil millones de pesos para solucionar un problema de desplazamientos de tierra que se venían presentando por la ola invernal del 2020. Castaño escogió a dedo la empresa que haría este trabajo y se embolsilló para él 5.000 millones. En junio de 2023 Castaño, quien militaba en las toldas del Partido Liberal, fue condenado a 15 años de cárcel después de ser encontrado culpable de liderar una estructura criminal que, en complicidad con alcaldes, funcionarios y particulares, se adueñó de multimillonarios recursos del Estado. Fue de tal la magnitud el saqueo de la UNGRD en los años de Duque, que el 4 de septiembre del 2024 la Procuraduría le formuló cargos por presuntamente haber firmado multimillonarios contratos de manera irregular durante la pandemia del COVID 19.
Mientras el país vivía la angustia de la pandemia y en las UCI del país las camas para atender a enfermos escaseaban, la UNGRD compraba de manera indebida ventiladores a una empresa que no estaba capacitada, por más de 93 mil millones de pesos.
Pero, al parecer, eso apenas es la punta del iceberg de un mega escándalo. La unidad investigativa de El Espectador publicó un artículo en donde se denuncia que la UNGRD en el 2021 le compró al Clan del Golfo madera que había sido cortada de manera ilegal. A las 3 de la mañana del 19 de noviembre del 2020 San Andrés y Providencia cambiaron para siempre. Viviría la primera de las plagas que hoy la tienen en una crisis profunda: el huracán Iota llegaba a sus costas. Arrasó el 95% de la infraestructura de Providencia y más del 70% en San Andrés. Por eso la UNGRD tenía que encargarse de la reconstrucción de esas casas. En enero del 2022 Duque entregó las primeras casas en Providencia. Duque, con el pecho inflado, llegó a decir que lo que entregaban no eran casas sino búnkeres anti-huracanes.
Una vez se realizó la entrega de casas, empezaron a llover las denuncias. Algunos raizales decían que las casas venían “con la madera podrida”. La periodista Vilma Jay fue al archipiélago y se encontró con esto que publicó en su cuenta de X: “Me da rabia que pretendan justificar que 335 casas costaron más de 600 millones de pesos, cuando en realidad son construcciones con muchas irregularidades. Tienen filtraciones de agua, grietas en las paredes y barandas con madera podrida. No son búnker anti-huracanes, mentirosos”.
El escándalo de San Andrés parece no tener fin. Buena parte de la madera con la que se construyeron esas casas fue comprada a Maderas El Amparo, empresa que deforestó entre 2016 y 2023 el Parque Nacional Natural Paramillo, área protegida de 460 mil hectáreas donde opera con total impunidad el Clan del Golfo. Según muestra El Espectador, con información de la Fiscalía, la empresa Maderas El Amparo, cuyos dueños son los hermanos Villalba Luna, recibió la madera extraída ilegalmente por parte de este grupo criminal del parque natural. En el nuevo escándalo aparecerían otras empresas con las que la UNGRD en tiempos de Duque suscribió contratos, como Asglobal. Los hermanos Villalba, dueños de la maderera, ya habían sido capturados en octubre de 2021.
Viviendo los tiempos de sequía que hoy nos atormentan, saber que el Estado compró madera ilegal y que costó la desforestación de un bosque protegido, podemos dimensionar el grado de perversión que tuvo la corrupción en la UNGRD en los años de Duque.
* Imagen de portada, tomada de El Espectador