Reinados de belleza, en vía de extinción

A escasos días de la ceremonia de coronación del Concurso Nacional de la Belleza, es muy poco lo que hoy “suena” en los diferentes medios este reinado, mientras que en otras épocas prácticamente paralizaba el país, como cualquier final de un Mundial de Fútbol.

Antes era tal su importancia que, para poner un ejemplo, en 1985 ocurrieron dos hechos trágicos en desarrollo del reinado: la desaparición de Armero y la toma a sangre y fuego del Palacio de Justicia. Pero las transmisiones “en vivo y en directo” de los desfiles de beldades continuaron como si nada hubiera pasado, y ese año fue elegida la guajira María Mónica Urbina, la misma a quien le mataron su marido en Brasil y luego se vino a saber que se trataba de un narcotraficante, el Ñeñe Hernández.

Al día presente, ya ninguno de los dos grandes canales nacionales ha mostrado interés por quedarse con los derechos de transmisión. Fue así como el año pasado, luego de un cubrimiento ininterrumpido de 38 años, el canal RCN dejó de emitir las incidencias del reinado, desde los desfiles hasta la coronación, y esa tarea “informativa” pasó a manos del canal regional Telecaribe.

Para el actual 2019 no cambia mayormente la situación, pues será un pool de canales regionales (Telepacífico, Canal Capital, Tele Islas, Canal TRO, Cosmovisión, Claro TV y Red+ Noticias) el encargado de la transmisión para todo el país. Según declaraciones de Raimundo Ángulo, director del certamen, este año RCN solo tomará la señal para la noche de elección y coronación.

Muchos aún recuerdan la pompa con que eran recibidas y exhibidas antes las candidatas en La Heroica, como reinas de verdad, con trono real y súbditos a sus pies. Hoy se les da una bienvenida más bien sencilla y ya ni siquiera existe el desfile de balleneras, lo cual demuestra el desinterés hasta por parte de la misma alcaldía de Cartagena. Lo que sí se mantiene es el interés de la población cartagenera… por conocer a su reina popular.

Eran otras las épocas cuando más de 400 periodistas se acreditaban para realizar notas frívolas y entrevistas insulsas, o tomar fotos de “reinas” en traje de gala o en vestido de baño, y la polémica giraba desde la orilla de quienes veían allí una degradación de la mujer a simple objeto de degustación de la lascivia masculina, y emparentaban a las concursante con una feria ganadera, exhibidas como reses a las que solo se les valora sus atributos físicos.

También viajaban a “La Heroica” los que querían burlarse de las incidencias del reinado, como el humorista Jaime Garzón o la pareja Karl Troller – Eduardo Arias. O llegaban en calidad de jurados algunas figurillas de supuesto renombre internacional, a ganarse unos dólares por comentar sus impresiones, como la ex Miss Universo mexicana Lupita Jones, a la que invitaban una vez cada dos años.

Valga recordar que el año pasado se eligieron dos soberanas nacionales, una de ellas en Medellín, para cuadrar las fechas con el torneo de Miss Universo, y la gran mayoría de colombianos no se acuerda del nombre de ninguna de las ganadoras, menos a cuál departamento representaban. Muy diferente a otras épocas, cuando los nombres de verdaderas “soberanas” de la belleza como Paola Turbay, Susana Caldas Lemaitre, Paula Andrea Betancur (o famosas virreinas como Margarita Rosa de Francisco o Carolina Cruz) brillaban con luz propia.

Tal vez el desinterés por esta clase de eventos muestra que a la mujer ya se le comienza a valorar por aspectos diferentes a lo meramente físico, en cuyo caso podría pensarse que la sociedad ha madurado. O que han cambiado los gustos, y en tal medida ahora hay muchas más transmisiones de partidos de fútbol que de reinados de belleza.

En todo caso, desde 1985 al 2019 el cambio ha sido tan radical, que parecería viable pronosticar la total extinción de los reinados de belleza para años venideros.

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