¿Hablamos en marzo…?

Llama la atención la respuesta del Gobierno nacional a las marchas del 21N.

En gracia de discusión, aceptemos que en una democracia las cosas se resuelven dialogando. Sí, eso es válido. Pero también es válido que, como lo asegura un trino que equivocadamente se le endilga a Ángela Merkel (cuyo verdadero autor es nuestro amigo @elantituiter Andrés Felipe Giraldo) “los gobernantes tienen que saber en qué estado reciben las cosas, por lo cual no es válido acusar a gobernantes anteriores de su inejecución”. Ahora, cuando llevamos la tercera parte de su mandato, su propuesta es “hablamos en marzo”.

No, señor gobernante. Usted debía saber cuál era el estado de la nación cuando aceptó ser candidato a la Presidencia. Y lo eligieron. Y así lo aceptamos, porque estamos en una sociedad democrática. Pero es que desde el día 1 de su administración, su principal preocupación no ha sido ejecutar sino retar a la sociedad.

Usted llegó con el objetivo de destruir, usted no llegó a construir. Veamos: recibió más de 11 millones de votos, de las personas que votamos contra la corrupción. Y su disculpa fue elemental, se amparó en que como faltaron 80.000 votos para la aprobación definitiva de la consulta, aplicó el “deje así”. Y le incumplió a la sociedad que votó contra la corrupción, en un número de votos mayor al que lo llevó a usted a la Presidencia. Y ahora dice “hablamos en marzo”.

Usted recibió un acuerdo de paz que resistió cinco años de negociaciones y desmovilizó a la guerrilla más antigua y feroz del mundo, y permitió el fin de un conflicto armado de 60 años. Su principal preocupación ha sido hacer trizas esos acuerdos, y empezó por bombardear la JEP como columna vertebral de estos. Usted sabía que eso no iba a funcionar, pero gastó tres meses en esa pelea.

Usted reta al pueblo señor gobernante Duque. Veamos:

Los indígenas bloquean la carretera Panamericana pidiendo soluciones a una problemática ancestral, le piden que vaya y negocie con ellos, pero usted los desprecia y decide mandar a una funcionaria de tercer nivel que no resolvió, ni cumplió, ni nada. Ahora, deja las cosas con los indígenas para marzo. “Hablamos en marzo”.

El Ejército comete un error gigantesco cuando en un operativo militar de pésima planificación mueren nueve niños, víctimas de reclutamiento de menores. Usted responde con un homenaje al ministro de Defensa en instalaciones oficiales, utilizando para dicho festín el Cantón Norte de Bogotá, sede entre otras de la plácida detención de un delincuente condenado por la Corte Suprema de Justicia, quien no está en la cárcel como debiera estar, por instrucciones de su Gobierno. Eso, señor gobernante, es retar a la sociedad, que merece respeto. Los cantones de nuestras Fuerzas Militares no son de su propiedad. Si quiere hacer festines, hágalos en su casa. Usted además no puede retar a la Corte Suprema de Justicia, instruyendo según sus gustos y afectos, para que los pillos sean trasladados a esa u otras sedes militares.

Eso, señor gobernante, se llama ofender, se llama irrespetar. Y su solución es “hablamos en marzo.

A propósito, no soy enemigo de su Gobierno. Soy un ciudadano pensante, reclamante de mis derechos, de manera pacífica. Mi única arma es un teclado, señor gobernante.

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