Coronavirus y economía: el pronóstico es muy pesimista

Por DIEGO OTERO PRADA

La pregunta del millón es cómo influirá la epidemia del coronavirus en la economía. Hay mucha especulación y falta un análisis más objetivo para evitar juicios equivocados. En el ambiente se siente preocupación y las expectativas son en su mayoría negativas.

El animal spirits

Lo que hoy ocurre es ejemplo claro de lo que estudió Keynes y vienen repitiendo los keynesianos, sobre el papel de las expectativas y de la incertidumbre en la evolución de la economía. Keynes hablaba del animal spirits para referirse a estados de alegría, esperanza, exuberancia y optimismo o de temor, incertidumbre, volatilidad y pesimismo. Sea el estado que sea, lleva a decisiones económicas desacertadas.

En lo que tiene que ver con el sector financiero, puede llevar a invertir en papeles de diferente clase más allá de lo conveniente, lo cual haría subir los precios, pero luego vendría el desplome. Igual ocurrió en la crisis de 2008, cuando no había razón para ese espíritu de exuberancia y optimismo.

Los actores económicos reducen el  gasto para defenderse y los empresarios no invierten, con el resultado obvio: la economía se deprime. Foto tomada de Semana.com

En el caso contario, lo que estamos viviendo, en medio de un estado de incertidumbre, temor y pesimismo, los actores económicos reducirán el  gasto  para defenderse y los empresarios no invertirán, con el resultado obvio: la economía se deprimirá.

Efectos sobre el comercio internacional

El coronavirus está impactando el turismo y muchas actividades de transporte y de servicios como hotelería, convenciones, reuniones deportivas, distracciones, actividades productivas y caída en los precios de los commodities, como el petróleo. El impacto más importante para Colombia viene dado por el comercio internacional, ya que la caída en los precios del petróleo reduce los ingresos por exportaciones, así como los ingresos para el gobierno y para las regiones.

El petróleo en crisis

El 8 de marzo las cotizaciones del petróleo se derrumbaron a precios nunca antes vistos, desde la crisis desde La guerra del Golfo en 1991. Dos factores se señalan: la crisis del coronavirus y una guerra de precios dentro de la OPEP. La reunión del jueves 5 de marzo no logró ningún acuerdo, ahora Arabia Saudita quiere invadir el mercado para castigar a Rusia y perjudicar a la industria de Estados Unidos. Ya se habla de precios cercanos a 20 dólares el barril, lo cual sería un punto de quiebre para muchos países productores. Y para Colombia sería un golpe terrible.

Según la cadena RT de Rusia, el “precio del petróleo está en caída libre: el estadounidense West Texas Intermediate (WTI) ha registrado un descenso de un 23 %, hasta los 32 dólares por barril; mientras que el valor del crudo de la marca Brent ha descendido más de un 29 %, a 35,2 dólares por barril”.

Imagen tomada de El Tiempo. Foto de portada tomada de El País

Hay una disputa seria entre Rusia y Arabia Saudí por la reducción de la producción petrolera, a lo cual se niega Rusia. Pero no puede durar mucho tiempo porque ambos salen perjudicados. Precios de veinte a treinta dólares el barril, impactarán negativamente a ambos colosos petroleros. Arabia Saudita producía casi 10 millones de barriles por día a 50 dólares, es decir, recibía 500 millones de dólares por día. Si aumenta la producción a doce millones y el precio cae a 20 dólares, recibiría 240 millones por día, una pérdida diaria de 260 millones de dólares; esto es una locura. Lo mismo le ocurriría a Rusia. De ahí que, si opera la racionalidad, deben llegar a un acuerdo. En conclusión, esta crisis debe superarse lo más pronto posible, pero en ambos lados baten tambores de guerra. Además, estos precios tan bajos acaban con la industria de esquistos en Estados Unidos. Debe estar muy preocupados y actuando entre bastidores, para evitarlo.

Ahora bien, lo evidente es que si hay una disminución de la demanda, volver a precios de 50 dólares el barril va a ser muy difícil.

Las decisiones de la ortodoxia

Ya hay un efecto sobre la tasa de cambio: el dólar está rondando los 4.000 pesos, lo que encarece las importaciones y ejerce presión sobre la inflación.

Dado el predominio de la ortodoxia económica en el Banco de la República por parte de los economistas e intelectuales orgánicos del sistema, las presiones inflacionarias llevarán al Banco a aumentar la tasa de interés, agregando un nuevo factor negativo a la actividad productiva. Y dada la caída en los ingresos fiscales, los ortodoxos reclamarán recorte en los gastos del gobierno.

Los fundamentos del crecimiento económico

¿Qué puede ocurrirle entonces a la economía colombiana, teniendo en cuenta los factores anteriores?  Miremos la ecuación del PIB por el lado del gasto, que dice:

PIB= consumo final privado+ consumo del gobierno+ formación bruta de capital+exportaciones-importaciones

Así es fácil predecir que puede ocurrir. Antes de esta crisis del coronavirus la balanza comercial era un freno para el crecimiento, pues se preveía que las importaciones aumentarían 9 % y las exportaciones 3,0% en 2020. En las nuevas circunstancias esto puede empeorar, ahí hay un aliciente para la reducción de la tasa de crecimiento del PIB.

Por el lado del gobierno, caerán los ingresos. Dado la obsesión por el déficit fiscal, bajarán el consumo del gobierno y la inversión pública. Por el lado del sector privado, disminuyen los ingresos por exportaciones, lo cual se traduce en menores ingresos para los colombianos; y si se dan las locuras de los ortodoxos de tasas de interés altas y reducción del gasto público, tenemos todos los ingredientes para entrar en crecimientos del PIB cercano a 2 por ciento y aún menos.

La incertidumbre y el pánico

En todo esto hay un factor que pesará mucho: la incertidumbre afectará negativamente a todas las actividades por el fenómeno del coronavirus. Este es un factor de un peso muy grande, difícil de cuantificar, pero se puede afirmar claramente que pesará de manera muy negativa en la economía.

Ahora, qué tan grave será el efecto del coronavirus, depende de su transmisión en el tiempo y su morbilidad. Hoy hay un pánico exagerado, la tasa de mortalidad de los infectados está entre el 2 y 3 por ciento. Desde que comenzó este nuevo virus hay más de 100.000 infectados y 4.000 muertos. Si se infectaran 100 millones de personas, los muertos serían dos o tres millones, una cifra no muy alta, mucho más baja que la se produce por neumonía, cáncer, infartos e infecciones. Para llegar a 100 millones se requerirían muchos años, y ya estaría descubierto el antibiótico correspondiente.

Mueren más personas en Colombia por asesinatos políticos que lo que podría ocurrir por el coronavirus. El científico Diamonds Peter de Singularity Hub dice que en un día mueren en el mundo 26.283 personas de cáncer, 29.041 personas de enfermedades cardiovasculares y 4.383 de diabetes.

Pero, como se ha estudiado desde Keynes, el pánico es lo peor para llevar a conductas irracionales.

Las predicciones

Hacer predicciones económicas en este ambiente incierto es una profesión peligrosa. Hay muchas variables en juego, especialmente cuánto durará el pánico del coronavirus y la crisis petrolera.  Ya los efectos negativos se están dando, falta ver qué sigue. En todo caso, la economía colombiana este año no crecerá más allá del 3,1 %. Y puede estar por debajo. Hay que esperar unas semanas más para ver cómo evoluciona la situación internacional e interna para tener unos juicios más exactos.  Pero las expectativas son pesimistas. 

Fracasó el modelo y sus gestores

Mientras tanto, la actitud del gobierno y los economistas ortodoxos es sorprendente. Ellos son los culpables del desastre de la economía colombiana, ellos han manejado la economía desde 1991. Ellos nos desindustrializaron y acabaron con el sector agrícola. Ellos nos montaron un modelo basado en materias primas. Tasa de cambio altas no permiten responder rápidamente porque el aparato productivo está destruido. Bajar importaciones no es fácil porque hay una proporción alta de productos agrícolas y bienes intermedios. Reducir las compras de bienes de capital no permitirá modernizar lo poco que queda del aparato productivo. El modelo económico fracasó y sus defensores deben responder por esto. Ellos no son la solución, sino el problema.

@DiegoOteroP

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